Al menos 12 personas han muerto este viernes en un tiroteo en Virginia Beach, localidad costera situada en el sureste del Estado de Virginia (EE UU). Según la policía, el tirador, armado con una pistola del calibre 45, ha fallecido posteriormente por los disparos de los agentes. El ataque se ha producido sobre las cuatro de la tarde (hora local) en un complejo de edificios municipales, donde trabajaba el pistolero.
Este ha sembrado el pánico entre sus excompañeros, disparando indiscriminadamente en tres plantas del edificio. Después se ha enzarzado en un largo intercambio de tiros con cuatro agentes, que al final han acabado con su vida
Otras cuatro personas han resultado heridas. Al menos una de ellas es un agente al que le salvó su chaleco antibalas. Todos se encuentran hospitalizados y no se ha hecho pública información sobre su estado.
Este sábado por la mañana, la policía ha dado a conocer la identidad del atacante. Su nombre era DeWayne Craddock. Tenía 40 años y trabajaba como ingeniero municipal. Sirvió en el Ejército y sus antecedentes judiciales, según la CNN, se limitan a una infracción de tráfico en 2013. Sus vecinos le describen como un hombre discreto y reservado. También han sido identificadas las víctimas, siete hombres y cinco mujeres. Todos eran empleados del Ayuntamiento excepto uno, un contratista que había acudido a rellenar una instancia.
“Es el día más devastador de la historia de Virginia Beach”, ha dicho el alcalde de la localidad, Robert M. Dyer, en una conferencia de prensa. "Las personas afectadas son nuestros amigos, compañeros de trabajo, vecinos, colegas", ha señalado.
El complejo municipal está compuesto por una treintena de edificios. Los disparos se han producido en el inmueble número dos, que alberga oficinas de urbanismo y obras públicas. Era casi el final de la jornada laboral y los empleados recogían sus cosas para comenzar el fin de semana. La policía ha acudido tras recibir una llamada desde el edificio y ha informado del incidente en Twitter a las 16.50. Los trabajadores han tratado de protegerse parapetándose detrás de barricadas improvisadas con las mesas de despacho, según han relatado varios testigos en la televisión, mientras los agentes de policía gritaban que todo el mundo se echara al suelo.
"Escuchamos a gente chillando y gritando que nos echáramos al suelo", decía la trabajadora Megan Banton a la cadena de televisión local WAVY-TV. "Pusimos la mesa contra la puerta, cerrándola, porque no sabíamos si iban a entrar. Solo esperábamos que terminara pronto. Entonces escuchamos los gritos de los agentes".
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