Por: Jorge Roberto Acosta Gil
Director El Extranews
Qué país del mundo desea ufanarse de ser un país democrático y no ser señalado de gobierno totalitario, hoy los valores democráticos están surgiendo por todos los continentes, África está viviendo una era de reformas democráticas sin precedentes, en Asia se están arraigando democracias nuevas y dinámicas, la Unión Soviética está estabilizando su gobierno y economía reemplazando un régimen de casi 75 años.
Sin embargo de 167 Estados soberanos del mundo solo 61 pueden ser clasificados con un alto grado de libertad política y de sus libertades civiles hoy, constituyen tan solo el 39% de la población mundial, cifra anacrónica que no refleja el deseo de los países democráticos en la búsqueda y apoyo del fomento de la democracia. En países de Europa Oriental, incluso la reunificación de Alemania, las repúblicas de la Unión Soviética, la instauración de gobiernos elegidos en diversos lugares como Nicaragua, Venezuela, Namibia y los Estados Bálticos, los planes para restaurar la democracia en Nigeria, el fortalecimiento de la democracia en Mongolia en Taiwán; en África; y notablemente en Sudáfrica.
Chester E. Finn, Jr., Profesor de educación y política pública en la universidad Vanderbilt, comenta “ en realidad se puede tomar como un hecho que la gente prefiere en forma natural la libertad antes que la opresión. Sin embargo, no por eso podemos aspirar a que los sistemas políticos democráticos se vayan a crear y sostener por si mismos a través del tiempo; todo lo contrario, la idea de democracia es duradera, pero su práctica es precaria”.
Hoy es posible que los valores democráticos estén resurgiendo, la mayoría de las democracias han sido escasas y efímeras, este hecho no debe ser causa de pesimismo; hay que verlo más bien como un reto. Aun cuando el deseo de la libertad puede ser innato, la práctica de la democracia tiene que ser aprendida. La dedicación y la prudencia colectiva de los pueblos en la búsqueda de una sociedad democrática sana donde los individuos persigan sus propios objetivos personales. Las democracias florecen cuando están en manos de ciudadanos deseosos de ejercer su bien ganada libertad, para participar en la vida de su sociedad sumando su voz al debate público, eligiendo representantes que sean responsables de sus actos y aceptando la necesidad de tolerancia y compromiso en la vida pública. Los ciudadanos de una democracia gozan del derecho a la libertad individual, pero también comparten la obligación de unirse con otros, a fin de forjar un futuro en el que sigan consagrando los valores de la libertad y el autogobierno, por lo tanto es el caso de los Estados Unidos que su bien cimentada democracia los obliga a dar ejemplo al mundo demostrando una sociedad universal de libertad y autogobierno.
EL GOBIERNO DEL PUEBLO:
La democracia puede ser una palabra muy familiar para la mayoría de la gente, pero sigue un concepto mal entendido y mal empleado, en una época en que tanto los regímenes totalitarios como las dictaduras militares se han querido ufanar de que cuentan con el apoyo popular adjudicándose etiquetas democráticas.
Thomas Jefferson en la declaración de independencia Proclamada el 4 de julio de 1776, no solo anunció el nacimiento de una nueva nación, sino también expuso una filosofía de la libertad humana que habría de llegar a ser una fuerza dinámica en el mundo entero. En la declaración de los principios de Locke como forma de gobierno dice:
“Sostenemos que estas verdades son evidentes por si mismas, que todos los hombres han sido creados iguales, que fueron dotados por su creador de ciertos derechos inalienables, entre los cuales se incluye el derecho a la vida, a la libertad, a la búsqueda de la felicidad. Que para dar cumplimiento a esos derechos, los hombres han instituido gobiernos, los cuales derivan sus justos poderes de consentimiento de los gobernados: que siempre que una forma cualquiera de gobierno llega a ser perjudicial para alcanzar esos fines, el pueblo tiene derecho de cambiarlo o abolirlo, y de instituir un nuevo gobierno, eligiendo sus cimientos sobre los principios y organizando sus facultades en las formas que el pueblo juzgue más apropiadas para el logro de su seguridad y felicidad” “Jhon Locke”.
Por ello Jefferson sabía que “ solo un gobierno popular podía garantizar los derechos naturales a la vida. La libertad y la búsqueda de la felicidad de este modo luchar en nombre de los derechos naturales de uno mismo”
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